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Mindfulness y el estrés

Imagina que tu mente es como una cuerda tensa. A medida que enfrentas las demandas y desafíos de la vida cotidiana, esa cuerda se estira y pone cada vez más tensa, lo que puede causar una sensación de sobrecarga en tu día a día. Al practicar el mindfulness, estamos aprendiendo a aflojar esa cuerda y encontrar la calma en medio de las tensiones de la vida. Cierra los ojos por un momento. Imagina una situación estresante en tu vida. ¿Cómo te sientes? ¿Qué pensamientos cruzan por tu mente? 

¿Cómo podemos reconocer los signos del estrés?

El estrés puede manifestarse en aspectos tanto físicos como emocionales: 

Fisiológico

En el ámbito fisiológico, podríamos experimentar un incremento en la presión arterial, un aumento en la velocidad del ritmo cardíaco o cambios hormonales que afectan nuestra digestión y sistema inmunológico.

Psicológico

A nivel psicológico, puede dar lugar a estados de irritabilidad, dificultades en la concentración o en la toma de decisiones. Las señales de estrés que se mencionaron previamente enfatizan la relevancia de enfrentar este problema en sus primeras etapas, dado que, si se acumula, puede afectar negativamente nuestra salud mental, emocional y física. Identificar estos síntomas nos permite emprender medidas directas para mitigar el estrés y fomentar nuestro bienestar integral. Es en este contexto que la práctica del mindfulness adquiere su importancia.

Entender cómo puede el mindfulness ser útil en esta dinámica es fundamental. El estrés, en esencia, es una relación entre nosotros y el entorno, donde nuestras percepciones desempeñan un papel crucial. En este contexto, el mindfulness asume una función crucial al permitirnos desarrollar la atención plena. A través de esta práctica, somos capaces de comprender mejor las señales y los desencadenantes del estrés antes de que lleguen a afectar negativamente nuestro bienestar.