El mindfulness es una práctica que nos permite habitar el presente y nos enseña a percibir el mundo de otra forma. Su importancia en Occidente se ha asociado a los múltiples beneficios que tiene para nuestra salud mental y física. Según Jon Kabat-Zinn, de quien hablamos en la sesión anterior, lo define como una forma particular de atención en el presente sin juzgar”.

Cuando hablamos de una “forma particular de atención en el presente”, nos referimos a entrenar una facultad mental que todos tenemos: “la atención plena”. El mindfulness nos invita a observar nuestros pensamientos, emociones y sensaciones de una manera consciente y sin juicios de valor. A través de la atención plena, no solo nos volvemos conscientes de ellos, sino que también nos damos cuenta de su naturaleza pasajera. Por lo anterior, dos conceptos claves para comprender el mindfulness son “la atención plena” y “los juicios de valor”. A continuación, definiremos cada uno de estos conceptos.

La atención plena implica dirigir nuestra atención al presente, sin dejarnos llevar por distracciones o preocupaciones. Nos permite ser testigos de nuestra experiencia interna y externa sin juzgarla ni intentar cambiarla, simplemente observándola.
Para ilustrar el concepto de atención plena, considera el caso de los pintores que trabajan con modelos reales. Estos artistas deben aprovechar cada minuto y observar con detenimiento cada detalle de su modelo, ya que la luz cambia a cada instante. Cuando el pintor logra sumergirse por completo en la escena que tiene al frente puede llegar a realizar una obra realista, con la dedicación y el detalle para hacer de ese cuadro “arte vivo” como lo afirmaba Gustave Courbet (1819-1877)

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